El lenguaje es la capacidad más ilustre
de todas las capacidades humanas, es una relación de símbolos gráficos, sonoros,
tangibles y visuales que abarcan casi en su totalidad al pensamiento humano. Fuera del campo de la existencia o su
negación, es evidente que el lenguaje nos permite desarrollarnos en un medio
naturalmente hostil para la vida, en la el cual la comunicación es la clave
para el avance.
Tan es de esta forma que en las
distintas ramas del pensamiento, la misma “inteligencia” es un carácter
importante para el desarrollo del lenguaje, así como la memoria lingüística.
Un campo estrechamente relacionado con
el lenguaje es la semiótica o la relación de la significación o de los
simbolismos en los caracteres universales.
La sobrevivencia en este mundo (tanto
si es real como si no lo es), depende de la comunicación de la especie, en eso
radica el éxito de algunos seres bacterianos, que mutan después de que se
“comunican” entre sí, que hay un agente peligroso cerca, así, nosotros podemos
comunicarnos sobre los peligros del mundo y crear una solución colectiva ante
la problemática.
Los seres humanos logramos abstraer y
relacionar objetos concretos con distintos niveles semióticos e incluso
adecuarlos a un contexto en especial, que es más usual en el plano gráfico o
escrito, dando pie al estudio de la semántica, un subgénero de la semiótica
destinado al estudio de la significación del lenguaje escrito y su posible
relación.
Como algunos de los formalistas y
estructuralistas rusos, podemos aplicar la estructura poética al lenguaje
general, haciendo hincapié en Todorov, la semántica tiene tres grandes sub
divisiones o teorías; la ornamental, la afectiva y la simbolista.
Dichas teorías corresponden a los
contextos en los que la semántica sitúa al lenguaje y a sus nexos, en la
primera, la ornamental, aunque más vinculada al sentido poético del lenguaje,
plantea que puede haber dos expresiones que tengan el mismo significado pero
uno lo formula de una manera más (subjetivamente) bella o poética, esto
expresado desde el sentido clásico del lenguaje, entendiéndose como el lenguaje
ajeno al vulgo o de sentido exotérico.
En el sentido afectivo, trata del
contenido del texto, en el sentido poético se entiende como que no todas las
expresiones son poéticas, debido al contenido de las palabras, esto de acuerdo
a la relación de éstas con las abstracciones físicas de las cuales van cargadas.
En el sentido simbolista, esta teoría
recurre al sentido simbólico, al contexto de relación de las experiencias y los
conocimientos tanto empíricos como académicos, este tipo de simbología recurre
a los contextos clásicos del arte y la palabra o el lenguaje, llámese la
cultura griega, aunque en algunas ocasiones las relaciones van de la mano de
simbologías coloquiales y modernas.
Estas tres teorías son las que van atrás
del fenómeno de la semántica, mientras que hay otros fenómenos importantes como
la sintáctica, que vincula los símbolos del lenguaje y le dan coherencia y la
retórica, que corresponde al contexto humano en que se desarrolla un mensaje a
través del lenguaje, siendo estos tres fenómenos los que propone Todorov,
tampoco podemos olvidar a la pragmática, cuya función va ligada a los nexos de
los símbolos y su contexto, desde una visión práctica o académica.
Alba González
Bibliografía
- TODOROV, Tzvetan (antología presentada), Teoría de la literatura de los formalistas rusos, México, Siglo XXI editores, 1978.
- BERISTÁIN, Helena, Análisis estructural del relato literario, México, Editorial Limusa, Instituto de Investigaciones Filológicas, Universidad Autónoma de México, 2003.
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