martes, 13 de octubre de 2015

El lenguaje, el límite de la mente

El lenguaje es la capacidad más ilustre de todas las capacidades humanas, es una relación de símbolos gráficos, sonoros, tangibles y visuales que abarcan casi en su totalidad al pensamiento humano. Fuera del campo de la existencia o su negación, es evidente que el lenguaje nos permite desarrollarnos en un medio naturalmente hostil para la vida, en la el cual la comunicación es la clave para el avance.

Tan es de esta forma que en las distintas ramas del pensamiento, la misma “inteligencia” es un carácter importante para el desarrollo del lenguaje, así como la memoria lingüística.
Un campo estrechamente relacionado con el lenguaje es la semiótica o la relación de la significación o de los simbolismos en los caracteres universales.

La sobrevivencia en este mundo (tanto si es real como si no lo es), depende de la comunicación de la especie, en eso radica el éxito de algunos seres bacterianos, que mutan después de que se “comunican” entre sí, que hay un agente peligroso cerca, así, nosotros podemos comunicarnos sobre los peligros del mundo y crear una solución colectiva ante la problemática.

Los seres humanos logramos abstraer y relacionar objetos concretos con distintos niveles semióticos e incluso adecuarlos a un contexto en especial, que es más usual en el plano gráfico o escrito, dando pie al estudio de la semántica, un subgénero de la semiótica destinado al estudio de la significación del lenguaje escrito y su posible relación.
Como algunos de los formalistas y estructuralistas rusos, podemos aplicar la estructura poética al lenguaje general, haciendo hincapié en Todorov, la semántica tiene tres grandes sub divisiones o teorías; la ornamental, la afectiva y la simbolista.

Dichas teorías corresponden a los contextos en los que la semántica sitúa al lenguaje y a sus nexos, en la primera, la ornamental, aunque más vinculada al sentido poético del lenguaje, plantea que puede haber dos expresiones que tengan el mismo significado pero uno lo formula de una manera más (subjetivamente) bella o poética, esto expresado desde el sentido clásico del lenguaje, entendiéndose como el lenguaje ajeno al vulgo o de sentido exotérico.

En el sentido afectivo, trata del contenido del texto, en el sentido poético se entiende como que no todas las expresiones son poéticas, debido al contenido de las palabras, esto de acuerdo a la relación de éstas con las abstracciones físicas de las cuales van cargadas.

En el sentido simbolista, esta teoría recurre al sentido simbólico, al contexto de relación de las experiencias y los conocimientos tanto empíricos como académicos, este tipo de simbología recurre a los contextos clásicos del arte y la palabra o el lenguaje, llámese la cultura griega, aunque en algunas ocasiones las relaciones van de la mano de simbologías coloquiales y modernas.


Estas tres teorías son las que van atrás del fenómeno de la semántica, mientras que hay otros fenómenos importantes como la sintáctica, que vincula los símbolos del lenguaje y le dan coherencia y la retórica, que corresponde al contexto humano en que se desarrolla un mensaje a través del lenguaje, siendo estos tres fenómenos los que propone Todorov, tampoco podemos olvidar a la pragmática, cuya función va ligada a los nexos de los símbolos y su contexto, desde una visión práctica o académica.


Alba González

Bibliografía

  • TODOROV, Tzvetan (antología presentada), Teoría de la literatura de los formalistas rusos, México, Siglo XXI editores, 1978.
  • BERISTÁIN, Helena, Análisis estructural del relato literario, México, Editorial Limusa, Instituto de Investigaciones Filológicas, Universidad Autónoma de México, 2003.

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